Moonage Daydream.

El hombre del rayo:

16 de septiembre. Despejad vuestras agendas, cancelar citas pendientes, liberad el día, porque esta es la fecha fijada para el esperado estreno de Moonage daydream, el nuevo documental sobre el icónico David Bowie. 

Courtesy: Pinterest.

Este largometraje, cuyo nombre rinde culto a una de las canciones más emblemáticas de la era de Ziggy Stardust (uno de los varios alter egos que el cantante adoptó durante su carrera), no entra en ninguna clase de monomanía, al igual que no ha sido cortado por un patrón. Cabe prevenir a la audiencia de que no se trata de un filme que vaya a saciar la curiosidad a cerca de la frenética vida del británico, ni datos, ni fechas ni explicaciones entran dentro del menú, sino que el efecto puede incluso llegar a ser adverso, puesto que al desplegarse un banquete audiovisual sobre la estética del emblemático rockero que a su misma vez no responde a la lógica, la sed de respuestas puede acentuarse. 

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Al contrario que otros trabajos del director de la película sobre otros representantes de gran influencia en la industria musical como Kurt Cobain o los Rolling Stones, durante sus dos horas y 14 minutos de duración, el público no es guiado a través de los entresijos vitales que el propio David experimentó, sino que se le deja a la deriva en un laberinto de colores psicodélicos y sonidos familiares. 

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Sin embargo, la falta de apuntes históricos en el microcosmos creado por Brett Morgen se suple gracias al viaje sensorial que las secuencias proporcionan, deleitando nuestros ojos con un Bowie inalcanzable aunque prácticamente tangible, un Bowie idolatrado, casi inhumano pero tan real como la pantalla es mostrado. Y como bien dice el refrán : “una imagen dice más que mil palabras”, e incluso, en este caso puede que hasta más de lo que el lenguaje pueda describir, pues el valor del legado dejado por el protagonista es más valioso de lo que puede ser expresado. 

Courtesy: Pinterest.

Aunque continuamos viviendo en una sociedad misógena que antepone los roles de género al autodescubrimiento y la libertad autonómica de las personas, David fue el precursor de los notorios avances de que hoy en día podemos disfrutar. Ver a un hombre maquillado o con las uñas pintadas no está todo lo normalizado que debiera, pero por la labor de este, cada vez es más común que toda persona (independientemente de su sexo o género) se sienta lo suficientemente cómoda en su piel como para adoptar las costumbres con que se identifica. A día de hoy, la polémica en torno a la sexualidad del cantautor sigue siendo un motivo de disputa, pero, honestamente, no me importa lo más mínimo la inclinación de este ¿Por qué? Bueno, en primer lugar porque no es asunto mío, lo segundo porque no cambia la admiración que siento por él y además, porque él mismo nos educó a no darle importancia hacia quien profesaba su amor, simplemente a celebrar el hecho de que había amor que declarar a otros; porque el mismo se esquivaba majestuosamente los tapujos con agraciadas piruetas que dejaban poco que debatir; porque la naturalidad con que se desenvolvía extinguía las dudas milagrosamente. 

Courtesy: Pinterest.

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Quizás, uno de los factores que más credibilidad le sumaban al cantante de Space Oddity es el hecho que que su persona nunca sufría mutación alguna cuando actuaba, no se cubría con ningún manto de lentejuelas para cautivar a los espectadores ni construía muros con los que resguardarse de la mirada pública, sino que se mostraba sin vergüenza alguna tal y como era, tanto encima como fuera del escenario. Su vestimenta, su estética y sus maneras no cambiaban en función de quien le rodeaba, lo que llevó a cultivar el empoderamiento de una generación que continuaría transmitiéndola hasta la actualidad. Además, como quien dice, David Bowie no se inspiraba en la moda, David Bowie inspiraba la moda. 

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Kate Moss

Courtesy: Pinterest.










Recopilando referencias de lugares tan intransitados como el espacio o la femineidad en los hombres, el cóctel que resultaba ser la indescifrable mente del genio ha sido durante décadas uno de los objetos favoritos de los diseñadores que desean romper con lo establecido y adoptar una perspectiva artística más estrambótica. 

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Courtesy: Pinterest.










Los más claros ejemplos de la imborrable huella del artista son aquellos más abstractos, como es la experimentación, pues si no lo hizo Bowie no existe, desde la antimoda, pasando por el glam rock hasta el punk, él lo degustó todo, llevándolo a su terreno de modo que aún contraponiendo estilos completamente opuestos, todos parecían sincronizarse con su esencia. Ya bien podían ser unos tacones o unas botas, unos pantalones bombachos o una ausencia de ellos, un pelo rojo llameante o un rubio natural, un traje o un vestido, que sabia cómo llevarlos con audacia inigualable. 

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De hecho, si hablamos de cosas por las que estar agradecidos a la estrella, iniciamos inevitablemente un diálogo sobre el fundamental apoyo que mostró hacia el sector de la moda. Encargando toda una línea de vestuario para una de sus giras a un diseñador (el japonés, Kansai Yamamoto) de forma pionera, apostando por talentos emergentes como Alexander McQueen en sus inicios y dando a entender que la ropa, lejos de ser algo meramente superficial, es un arma poderosa con la que emitir un sentimiento, una sensación, e inclusive en su caso: música materializada en texturas, colores y siluetas tan estrafalarias como su propia persona. 

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Kansai Yamamoto

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Chaqueta de McQueen










Ahora que ya no le tenemos entre nosotros, muchos se preguntan cómo mantener su presencia viva mientras evocan con melancolía el pasado, pero en palabras del propio Bowie: “No se hacia dónde iré desde aquí, pero prometo que será divertido” no tiene sentido estancarse en 1970 cuando el mismo fue el mayor partícipe de un movimiento que tenía el futuro como foco de atención principal.  La incertidumbre del porvenir siempre produce vértigo, pero está en la mano de cada uno convertirlo en la adrenalina que impulse el movimiento o perecer a causa del miedo. 

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À bientôt,
Le Chaos.

 

The man with the lightning:

September the 16th. Clear your agendas, cancel pending appointments, free up the day because this is the date set for the long-awaited premiere of Moonage daydream, the new documentary about the iconic David Bowie. 

Courtesy: Pinterest.

This feature film, whose name pays homage to one of the most emblematic songs of the Ziggy Stardust era (one of the various alter egos that the singer took on during his career), does not fall into any kind of monomania just as it has not been cut for a pattern. The audience shall be warned that this is not a film that will satisfy curiosity about the frenetic life of the Briton, neither data, dates nor explanations are included in its menu, furthermore, the effect may even be adverse, since when an audiovisual banquet unfolds on the aesthetics of the emblematic rocker who at the same time does not respond to logic, the thirst for answers can be accentuated. 

Courtesy: Pinterest.

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Contrary to other works by the director of the film on other representatives of great influence in the music industry such as Kurt Cobain or the Rolling Stones, during its two hours and 14 minutes of duration, the public is not guided through the vital ins and outs that David himself experimented, but instead is left adrift in a maze of psychedelic colors and familiar sounds. 

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However, the lack of historical facts in the microcosm created by Brett Morgen is made up for, thanks to the sensory journey that the sequences guarantee, delighting our eyes with an unattainable but practically tangible Bowie, an idolized Bowie, almost inhuman but as real as the screen where he is displayed. And as the saying goes: "an image says more than a thousand words", and even, in this case, perhaps even more than what language can describe, since the value of the legacy left by the protagonist is more valuable than what can be expressed. 

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Although we continue to live in a misogynous society that puts gender roles before self-discovery and the autonomous freedom of people, he was the forerunner of the remarkable advances that we can enjoy today. Seeing a man wearing makeup or with painted nails is not as normalized as it should be, but because of his work, it is becoming more and more common for everyone (regardless of their sex or gender) to feel comfortable enough in their skin to adopt the customs with which they identify. To this day, the controversy surrounding the singer-songwriter's sexuality continues to be a source of dispute, but honestly, I don't care the tiniest bit what his inclination was. Why? Well, firstly because it is none of my bussines, secondly because it doesn’t make any difference in the admiration I hold towards him, and also because he himself educated us not to give importance to those to who he professed his love, but rather to simply celebrate the fact that there was love he could declared to others; because he swirled majestically through society’s prejudices with artistic pirouettes that left little to debate; because the naturalness with which he unwrapped himself extinguished any unnecessary doubts. 

Courtesy: Pinterest.

Courtesy: Pinterest.










Perhaps, one of the factors that added more certainty to the singer of Space Oddity is the fact that his person never suffered any mutation when he acted, he did not cover himself with any sequined cloak to captivate the spectators nor did he build up walls with which to separate himself from the public gaze, instead, he unapologetically showed himself as he was, both on and off stage. His clothing, his aesthetics and his manners did not change depending on who was around him, which led to cultivating the empowerment of a generation that would continue to pass it down. Also, as they say, David Bowie was not inspired by fashion, fashion was inspired by David Bowie. 

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Courtesy: Pinterest.
Tilda Swinton










Gathering references from places as pristine as space or femininity in men, the cocktail that turned out to be the indecipherable mind of this genius has been for decades one of the favorite objects of designers who want to break with the established and adopt a more bizarre artistic perspective.

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The clearest examples of the artist's indelible mark are the most abstract, such as experimentation, because if Bowie didn't do it, it doesn't exist. From anti-fashion, passing through glam rock to punk, he tasted it all, taking it to his terrain so that even completely opposite styles, all seemed to be in sync with his essence. It could well be heels or boots, baggy pants or a lack of them, flaming red hair or a natural blonde, a suit or a dress, all of them he knew how to wear with unparalleled audacity. 

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In fact, if we talk about things to be grateful towards the star for, we inevitably start a dialogue about the fundamental support he showed to the fashion sector. Commissioning an entire clothing line for one of his tours from a designer (the Japanese, Kansai Yamamoto) in a pioneering way, betting on emerging talents such as Alexander McQueen in his early days and implying that clothing, far from being something merely superficial, it's a powerful weapon with which to emit a feeling, a sensation, and even in his case: music materialized in textures, colors and silhouettes as outlandish as his own person. 

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Kansai Yamamoto

Courtesy: Pinterest.
McQueen jacket










Now that he is no longer with us, many wonder how to keep his presence alive while evoking melancholy, but in Bowie's own words: "I don't know where I'll go from here, but I promise it will be fun" there's no point in getting stuck in 1970, when he himself was the biggest participant in a movement that had the future as its main focus. The uncertainty of the unknown always produces vertigo, but it is up to each one of us the choice of turning it into the adrenaline that keeps us moving or perishing due to fear.

Courtesy: Pinterest.

À bientôt,
Le Chaos.

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