Pride and no prejudice.

Marsha P. Johnson, una mujer inigualable:

Cada persona tiene ambiciones diferentes que desea convertir en realidades. Las posibilidades son infinitas: desde una “media naranja” hasta dinero a toneladas, sin embargo, hay una aspiración que es común a toda la raza humana: la libertad. Desde un niño que se desprende el agarre de su padre hasta una anciana que rehusa a pasar el resto de sus días en una residencia. Todo converge en una misma necesidad, el incesante anhelo de verse a uno mismo desatado de todas las cadenas que nos mantienen anclados. 

Courtesy: Pinterest.
Marsha P. Johnson 

Pero, que paradójico, que injusto y que incoherente; pasarnos una existencia entera abogando por esta causa creyendo que el fin justifica los medios; destinar toda una vida a cortas alas ajenas para poder emprender el vuelo. Predicar que hay que amar tanto al prójimo como a uno mismo, para luego decir que el matrimonio entre una pareja de un mismo género va en contra de la voluntad divina. 

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Demandar derechos para los ciudadanos excluyendo de este grupo a las personas que desean cambiar de sexo. Denunciar que el estado oprime a la población y continuar votando a los dirigentes que anteponen sus privilegios a la equidad. Pero ante este discurso de vital importancia el argumento que más se repite es el que sostiene que la segregación en pos de la sexualidad es cosa del pasado. Entonces, ¿Cómo se explican las estadísticas y estudios que relatan todo lo contrario?, ¿Y las descorazonadoras noticias sobre crímenes de odio hacia personas del colectivo LGBTQIA+ que avasallan los periódicos? ¿Cómo encaja con esa afirmación que las personas no binaries sigan sin ser dirigides con sus pronombres adecuados? Aunque claro, ante todo esto la respuesta será que sencillamente están “amañados”. Si una persona se niega a ver la verdad no hay mucho más que los demás podamos hacer, simplemente recordar que ignorar un problema es la mejor manera de hacer que crezca. 

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“No hay derechos gays sin derechos trans”

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“Las personas gays vienen en todos los colores”




















Por supuesto, no son todo nociones negativas, hemos avanzado mucho en el último centenar de años, y ese cambio se ha realizado gracias a la valía, el coraje y la resiliencia de activistas como Marsha P. Johnson. 

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A pesar de haber sido metida en el saco masculino al nacer, por sus atributos físicos, Marsha comenzó a vestir prendas femeninas desde una temprana edad, práctica que abandonó temporalmente tras ser sexualmente agredida por un chico en su ciudad natal. Tras graduarse, se mudó a Nueva York en compañía de un saco de ropa y quince dólares. 

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Marsha P. Johnson 

Allí terminó con consagrarse exclusivamente a la vestimenta diseñada para mujeres y se cambió el nombre a Marsha P. Johnson; la “P” hace referencia a su filosofía de vida: “Pay it no mind” (“no le prestes atención”) la cual no sólo le fue de gran utilidad para afrontar el cruel día a día de una mujer transexual a mediados del siglo XX, sino que también era la respuesta que siempre daba a quien preguntaba por su género. 

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Marsha P. Johnson 

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Marsha P. Johnson “amor gay”










Durante estos tiempos, los derechos de la comunidad LGBTQIA+ estaban tan restringidos, que el único sustento de vida que Johnson pudo encontrar en las calles neoyorquinas fue la prostitución. Pero las dificultades no frenaron el vigoroso espíritu de la activista afroamericana. 

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Marsha P. Johnson 

Continuó su labor durante los alzamientos en Stonewall; fundó junto a su fiel amiga Sylvia Rivera (también mujer trans) la primera “casa” (que inicialmente fue un camión abandonado) de acogida para personas de sus mismas condiciones sin techo, STAR: Street Transvestite Activist Revolutionaries “Revolucionarios activistas travestis callejeros”; promovió la igualdad de derechos para todos sus iguales, no solamente a los homosexuales blancos cisgénero; tras contraer el sida se dedicó a combatir la desinformación que se cernía sobre la enfermedad y aquellos que la padecían e incluso se la llegó a conocer como “Santa Marsha” por la desbordante generosidad y bondad que mostraba a todos los que acudían a ella. 

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Marsha P. Johnson en las protestas de Stonewall

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Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera










Finalmente, en 1992, la policía neoyorquina descartó su muerte como un suicidio tras encontrar su cuerpo inerte en el río Hudson, pero quienes la conocían estallaron en indignación, pues lo más probable es que un violento ataque hubiese ocasionado su muerte (como ocurría con frecuencia a las mujeres transgénero). En 2012, pasados veinte años de protestas, por fin fue reabierto el caso, sin embargo, continúa sin resolver.

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Protestas por la muerte de Marsha “justicia para Marsha”

 

Ante la adversidad, Marsha P. Johnson siempre llevo la cabeza levantada con orgullo, encontrando un gran aliado en la moda, que la ayudo a construir su identidad desde la autoestima y el amor propio. Con sus atuendos suntuosos que desprendían la alegría que se echaba en falta en el plano social de la época, para todo aquel que se salía de los estereotipos, se convirtió en un icono de esperanza en la lucha por los derechos humanos fundamentales del colectivo, llegando a ser retratada en todo su esplendor por el idiosincrático artista, Andy Warhol. 

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Polaroids de Andy Warhol de Marsha P. Johnson

Actualmente su recuerdo es la epítome de la igualdad que tanto anhelamos, y durante este mes del orgullo, deseo enviar un recordatorio a todos los bellos humanos que no se identifican con la normativa heterosexual; vuestra contribución a la sociedad es de un mérito incalculable, vuestra mera presencia es la prueba de que vuestro sitio no está en el exilio, sino junto a vuestros iguales: todos nosotros. Todavía hay terreno por conquistar, pero Marsha estaría orgullosa del sendero recorrido. 

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Marsha P. Johnson










El amor sigue siendo amor en todas sus expresiones, las personas siguen siendo personas en todas sus presentaciones.

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“Los derechos trans son derechos humanos”

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À bientôt,
Le Chaos.


Marsha P. Johnson, an incomparable woman:

 Each person has different ambitions that they want to fulfill. The possibilities are endless: from a finding a soulmate to gaining tons of money, however, there is an aspiration that is common to the entire human race: freedom. From a child who breaks away from their father's grip to an old woman who refuses to spend the rest of her days in a nursing home. Everything converges in the same need, the incessant desire to see oneself untied from all the chains that keep us anchored. 

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Marsha P. Johnson 

But, how paradoxical, how unfair and how incoherent; to spent an entire existence advocating this cause, believing that the end justifies the means; to devote a lifetime to the cut down others wings in order to fly. Preaching that one must love one's neighbor as well as oneself, and then saying that marriage between a couple of the same gender goes against the divine will. 

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Demand rights for citizens, excluding people who want to change their sex from this group. Denounce that the state oppresses the population and continue to vote leaders who put their privileges before equity. But in the face of this vitally important discourse, the argument that is repeated the most, is the one that maintains that “segregation in pursuit of sexuality is a thing of the past”. So, how do you explain the statistics and studies that report otherwise? And the disheartening news about hate crimes against people from the LGBTQIA+ collective that overwhelm the newspapers? How does it fit with that statement that non-binary people are still not being addressed with their proper pronouns? Although, of course, before all this the answer will be that they are simply "rigged". If a person refuses to see the truth, there is not much more that the rest of us can do, just remember that ignoring a problem is the best way to make it grow. 

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“Fuck gender roles”

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“I love women”










Of course, not all are negative notions, we have come a long way in the last hundred years, and that change has taken place thanks to the bravery, courage and resilience of activists like Marsha P. Johnson. 

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Kristen Steward

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Harry Styles for Vogue
Despite being categorized as male at birth due to her physical attributes, Marsha began wearing feminine clothing at an early age, a practice she temporarily abandoned after being sexually assaulted by a boy in her hometown. After graduating, she moved to New York with a sack of clothes and fifteen dollars. 
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Marsha P. Johnson

There she ended up devoting herself exclusively to clothing designed for women and changed her name to Marsha P. Johnson; the "P" refers to her philosophy of life: "Pay it no mind" which was not only very useful to face the cruel day-to-day life of a transsexual woman in the middle of the 20th century, but it was also the answer she always gave to whoever asked her about her gender. 

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Marsha P. Johnson 

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Marsha P. Johnson










During these times, the rights of the LGBTQIA+ community were so restricted that the only livelihood Johnson could find on the streets of New York was prostitution. But the difficulties did not dampen the vigorous spirit of the African-American activist. 

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Marsha P. Johnson

She continued her work during the Stonewall uprisings; together with her faithful friend Sylvia Rivera (also a trans woman), she founded the first shelter “house” (which was initially an abandoned truck) for homeless people of their same conditions, STAR: Street Transvestite Activist Revolutionaries; she promoted equal rights for all her peers, not just white cisgender homosexuals; after contracting AIDS, she dedicated herself to combating the misinformation that hung over the disease and those who suffered from it and even became popularly known as "Saint Marsha" for the overwhelming generosity and kindness that she showed to all who came to her. 

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Marsha P. Johnson “power to the people”

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Marsha P. Johnson “people are beautiful people”










Finally, in 1992, the New York police ruled her death a suicide after finding her inert body in the Hudson River, but those who knew her exploded in outrage, since it is most likely that an violent attack was what caused her death (as happened more often than with transgender women). In 2012, after twenty years of protests, the case was finally reopened, however, it remains unresolved. 

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Marsha P. Johnson “Queen of Stonewall”

When facing adversity, Marsha P. Johnson always held her head high with pride, finding a great ally in fashion, which helped her build her identity from a place of self-esteem and self-love. With her sumptuous outfits that gave off as much joy as was lacking in the social sphere at the time for anyone who departed from stereotypes, she became an icon of hope in the struggle for the fundamental human rights of the LGBTQIA+ group. Even leading her to be portrayed in all her splendor by the idiosyncratic artist, Andy Warhol. 

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Marsha P. Johnson photographed with the portrait Andy Warhol made of her

Today she is remembered as the epitome of the equality we yearn for, and during this pride month, I want to send a reminder to all the beautiful humans who do not identify with the heterosexual norm; your contribution to society is of incalculable merit, your mere presence is proof that your place is not in exile, but together with your equals: all of us. There is still ground to be conquered, but Marsha would be proud of the path traveled. 

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Marsha P. Johnson 










Love is still love in all its expressions, people are still people in all their presentations.

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“Love is love, support it”

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À bientôt,
Le Chaos.


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