The Greed Decade.

Yuppies y materialismo:

Come on Eileen de los Dexys Midnight Runners suena de fondo mientras un adolescente cualquiera contempla sus posters de Cyndi Laupher y Ralph Macchio a la par que baraja la idea de cortarse el pelo como Lea Thompson en Regreso al futuro, Josh Brolin en Los Goonies o Molly Ringwald en La chica de rosa. Puede que el escenario descrito os resulte familiar, si vivisteis en primicia los años ochenta o si habéis consumido tantas producciones de la época que estáis convencidos de haber nacido en la época errónea, de igual manera este periodo va a ser nuestro tema de debate semanal. 

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Molly Ringwald

Un dato a tener en cuenta sobre esta década es el oleaje de dispendio que la expansión económica desencadenó, es solo natural que tras un extenso margen temporal ocupado por la recesión causada por los acontecimientos bélicos mundiales, a la primera señal de acceso capitalista las ventas se disparasen. Metafóricamente es como cuando nos hacen una aguadilla y tras segundos de angustia podemos emerger de nuevo, cuando entramos en contacto con el oxígeno no lo inspiramos poco a poco sino que tomamos una gran bocanada, esto es por el miedo a vernos en una situación precaria otra vez. 

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Esto junto al cambio en el paradigma demográfico ejercido por el aumento de la esperanza de vida, que disipó el culto a la juventud para dar paso a generaciones paradójicas que aunque más avanzada en años, se empeñaban en comportarse como si su crecimiento se hubiese estancado en la veinteañera (fenómeno que no censuro porque la diversión no tiene fecha de caducidad), se tradujo en una necesidad ferozmente magnificada de aparentar status a través de lo material. 

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Es ahí precisamente cuando la moda entra en juego, especialmente la alta costura, la cual recuperó su trono gracias a que todo el que podía permitírselo recurrió a ella para dar muestra pública de su poder adquisitivo. Tal fue el crecimiento de la demanda del lujo que muchas firmas incluso ampliaron horizontes añadiendo a sus líneas colecciones masculinas, como por ejemplo Mugler y Jean-Paul Gaultier entre otros varios. 

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Mugler

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Mugler

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Chanel by Karl Lagerfeld

En referencia a lo que son las grandes tendencias de estos diez años, podemos fraccionarlas en cuatro partes primordiales. La primera de ellas es la faceta sociopolítica de la moda, las mujeres por fin comenzaron a ser tanteadas con la posibilidad de ejercer altos cargos empresariales pero desafortunadamente a pesar de su autoridad laboral seguía sin tomárselas en serio. Por lo que entró en juego el Power dressing (vestir el poder), se trata en resumidas cuentas de combatir la falta de respeto causada por la misoginia con el empoderamiento que una prenda (en especial si es de grandes dimensiones o visualmente cegadora) puede llegar a ejercer; peinados voluptuosos, trajes con hombreras, tacones de aguja, colores vibrantes, opulentos accesorios y zapatos en punta fueron los destinados a construir la actitud incorruptible de la mujer trabajadora en los años ochenta. 

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El ejemplo más acertado que poner al respecto es el de la primera ministra británica Margaret Thatcher, apodada como la dama de hierro, quien vestía los trajes de chaqueta de carácter mas firme para recalcar su personalidad imparable y su puesto profesional. 

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La dama de hierro

A continuación haremos un pequeño retroceso para recordar la búsqueda por la comodidad iniciada en 1970 (véase: https://creativitymidstchaos.blogspot.com/2022/01/the-me-decade.html) ya que en los años venideros se convertiría en el predecesor del movimiento de la ropa deportiva como streetwear del que Mel C se convertiría la líder (véase: https://creativitymidstchaos.blogspot.com/2021/08/sporty-more-than-spice.html). 

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Cher

Los referentes que impulsaron esta otra corriente estilística fueron Jennifer Beals en Flashdance y Jane Fonda con sus vídeos de entrenamiento ¿y que vestían? Pues como no podía ser de otro modo leggings, jerséis con el hombro descubierto, calentadores, los colores de Neón, telas elásticas y los bodysuits. 

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Jennifer Beals 

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Jane Fonda

En tercer lugar, tenemos la rebelión que surgió de esa mentalidad de “más es más” que los bombásticos atuendos del resto de grupos manifestaban, los atuendos preppy. Ante este tópico no me detendré demasiado puesto que cualquier duda adicional en relación a esto encontrará su respuesta correspondiente en el siguiente enlace: https://creativitymidstchaos.blogspot.com/2021/10/xoxo-gossip-girl.html) simplemente diré que aquellos que rehusaron a vestir como un profesor de aerobics en su día a día recurrieron a los que serían sus salvadores: Perry Ellis y Ralph Lauren. 

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Perry Ellis

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Ralph Lauren

Finalmente, hablemos de la princesa Diana, ya que su influjo en la sociedad fue tan imperioso que desde los primeros momentos de su ascenso social causó furor en el sector de la moda, creando toda una tendencia que miles de persona seguirían. Se le puso por nombre el romanticismo por su apariencia enamoradiza, se basaba en mangas abullonadas y complementos exuberantes, su mayor fuente de inspiración fue el vestido de novia de Lady Di confeccionado por Elisabeth y David Emanuel y Vivienne Westwood fue una marca que se subió al tren del amor (aunque haciéndolo siempre de sus principios punk).

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Vivienne Westwood

À bientôt,

Le Chaos.

Yuppies and materialism:

Come on Eileen by Dexys Midnight Runners plays in the background while a teenager looks at their posters of Cyndi Laupher and Ralph Macchio considering at the same time the idea of getting a haircut like Lea Thompson in Back to the Future, Josh Brolin in The Goonies or Molly Ringwald in Pretty in Pink. The described scenario may be familiar to you, if you experienced the eighties through your own eyes or if you have consumed so many productions of the time that you are convinced that you were born in the wrong era, nonetheless this period is going to be our topic of weekly debate. 

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Lea Thompson

One thing to keep in mind about this decade is the wave of spending that the economic expansion unleashed, it is only natural that after a long time margin occupied by the recession caused by the world war events, at the first sign of capitalist access, sales shoot. Metaphorically it is like when they give us a ducking and after seconds of anguish we can emerge again, when we come into contact with oxygen we do not breathe it in little by little but we take a big breath, this is because of the fear of seeing ourselves in a precarious situation one more time. 

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This, together with the change in the demographic paradigm exerted by the increase in life expectancy, which dissipated the cult of youth to give way to paradoxical generations that, although more advanced in years, insisted on behaving as if their growth had stalled in their twenty-something (a phenomenon that I do not censor because fun has no expiration date), translated into a fiercely magnified need to feign status through materials. 

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This is precisely when fashion comes into play, especially haute couture, which regained its throne thanks to the fact that everyone who could afford it turned to it to publicly display their purchasing power. Such was the growth in demand for luxury that many firms even broadened their horizons by adding men's collections to their lines, such as Mugler and Karl Lagerfeld among several others. 

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Mugler

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Jean-Paul Gaultier

 

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Chanel by Karl Lagerfeld

In reference to what are the great trends of these ten years, we can divide them into four main parts. The first of these is the sociopolitical facet of fashion, women finally began to be tested with the possibility of holding high business positions but unfortunately, despite their labor authority, they were still not taken seriously. Which is why Power dressing was brought foward, in short, it's about combating the disrespect caused by misogyny with the empowerment that a garment (especially if it's oversized or visually blinding) can bring; voluptuous hairstyles, padded suits, spiked heels, vibrant colors, opulent accessories and pointed toes were destined to build the incorruptible attitude of the working woman in the eighties. 

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The most accurate example to put in this regard is that of the British Prime Minister Margaret Thatcher, nicknamed the Iron Lady, who wore the most assertive suits to emphasize her unstoppable personality and her professional position. 

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The Iron Lady

Here we will take a little step back to remember the search for comfort that began in the 1970s (see: https://creativitymidstchaos.blogspot.com/2022/01/the-me-decade.html) as in the years to come it would become the forerunner of the sportswear-as-streetwear movement that Mel C would become the leader of (see: https://creativitymidstchaos.blogspot.com/2021/08/sporty-more-than-spice.html). 

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Cher

The references that promoted this other stylistic current were Jennifer Beals in Flashdance and Jane Fonda with her training videos, and what did they wear? Well, of course, leggings, off-the-shoulder sweaters, leg warmers, Neon colours, elastic fabrics and bodysuits. 

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Jennifer Beals

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Jane Fonda

Thirdly, we have the rebellion that arose from that mentality of “more is more” that the bombastic outfits of the rest of the groups manifested, the preppy outfits. As for this topic I will not stop too much since any additional doubts in relation to this will find its corresponding answer in the following link: https://creativitymidstchaos.blogspot.com/2021/10/xoxo-gossip-girl.html I will simply say that those who refused to dress like an aerobics teacher in their day to day turned to their saviors: Perry Ellis and Ralph Lauren. 

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Perry Ellis

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Ralph Lauren

Finally, let's talk about Princess Diana, since her influence on society was so imperious that from the first moments of her social ascent it caused  furor in the fashion sector, creating a trend that thousands of people would follow. It was given the name of romanticism because of its enamored appearance, it was based on puffed sleeves and exuberant accessories, its greatest source of inspiration was Lady Di's wedding designed made by Elisabeth and David Emanuel and Vivienne Westwood was a brand that definitely jumped onto the love train (although always doing it from its punk principles).

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Vivienne Westwood

À bientôt,
Le Chaos.