La lucha por la libertad veraniega:
Todos los amantes de la playa ansiamos a lo largo del año la llegada del verano para poder frecuentar de nuevo las orillas del océano y exhibir nuestros bañadores más preciados mientras disfrutamos de un refrescante chapuzón o saborear un tostado moreno tras horas bajo el tórrido sol. Lo que nadie se para a reflexionar es el desorbitante esfuerzo que conllevó lograr que, en especial las mujeres, optar por una visita al mar fuese una opción para las vacaciones veraniegas anuales. La historia de la conquista del atuendo marítimo utilizado en la actualidad se halla repleta de batallas perdidas pero sobre todo ganadas mediante la imparable iniciativa de liberar al género femenino de sus ataduras para alzarlo a su merecida altura equitativa respecto al sexo opuesto.
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No fue hasta el siglo XIX cuando finalmente se dejaron de lado los mitos que alejaban a la población de las zonas costeras y comenzaron a divulgarse las teorías médicas de los beneficios del agua salada en concreto para procrear, por lo que las mujeres adquirieron el consentimiento para darse un corto baño bajo la protección de toda impureza de un traje compuesto por unos pantalones largos, medias y una camisola.
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A principios del siglo XX surgió el icónico mono de rayas de manga corta hasta las rodillas pero que en la mayoría de los casos se acompañaba de un vestido para cubrir las curvas femeninas y evitar así “inicitar” sexualmente a los hombres.
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A partir de la segunda década de dicho siglo y gracias a Coco Chanel, se produjo una revolución a nivel mental de la sociedad con el cual el bronceado pasó a ser algo codiciado en vez de un indicador de pobreza, de esta manera las clases altas acortaron la indumentaria a la altura de la mitad del muslo y se terminaron de eliminar las faldas para sacar mayor provecho de los rayos solares; no obstante, estos bodies suponían una pesadilla en la medida de que estaban fabricados con lana y al ser mojados podían alcanzar un peso de tres kilos.
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Tras veinte años, durante la época dorada de Hollywood, nace el bikini ( a pesar de algunos mosaicos que datan de la Antigüedad Romana que muestran mujeres portando dichas piezas) a manos de Louis Réard, en un principio se consideró un escándalo por lo que no es de extrañar que no se extrapolarizasen hasta la llegada de los sesenta con la ayuda del movimiento feminista, además durante este decenio se reinvento el bañador dando lugar al trikini el cual sería sacado de su olvido de la mano de altas firmas como Saint Laurent o Versace en los 2000.
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Este levantamiento puesto ya en marcha fue evolucionando con el tiempo sumándosele en los 70 la influencia de aclamadas actrices como Brigitte Bardot o Ursula Andress junto con el surgimiento del tanga por Carlo Ficcardi en 1974; entre los 80 y 90 los bañadores de tiro alto tomaron el relevo como protagonistas como consecuencia de la popular serie “los vigilantes de la playa” con Pamela Anderson y Carmen Electra; a partir del siglo XXI se presenta la tendencia sporty en las líneas de verano aportando mayor comodidad y ligereza al cuerpo para disfrutar de la natación y el burkini con Ahena Zanetti como madre para mayor disfrute de las mujeres musulmanas.
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A través de este eje cronológico podemos observar con claridad un ejemplo de la lucha por los derechos de la mujer por lo que la próxima vez que veamos un bañador, bikini o cualquier variante de estos estaremos contemplando no solo una prenda si no el coraje de nuestras antepasadas al enfrentarse reiteradamente a la rigidez e intolerancia de la misoginia.
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Á bientôt.
Le Chaos.
The fight for summer freedom:
All beach lovers look forward to the arrival of summer throughout the year to be able to frequent the shores of the ocean again and show off our most precious swimsuits while enjoying a refreshing dip or savoring a tan after hours under the hot sun. What nobody stops to reflect in is the exorbitant effort that went into making, especially for women, achieven a visit to the sea as an option for annual summer vacations. The history of the conquest of the maritime attire used today is full of lost batles, but most importantly won through the unstoppable initiative to free the female gender from its ties to raise it to its deserved equal height regarding the opposite sex.
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It was not until the 19th century when the myths that kept people away from coastal areas were finally put aside and medical theories of the benefits of salt water in particular for procreation began to be disseminated, so that women acquired the consent to take a short bath under the protection of all impurities in a suit consisting of long pants, stockings and a camisole.
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At the beginning of the 20th century, the iconic short-sleeved, knee-length striped jumpsuit emerged, but in most cases it was accompanied by a dress to cover the female curves and thus avoid “initiating” men sexually.
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From the second decade of that century and thanks to Coco Chanel, a revolution took place at the mental level of society in which tanning became something coveted instead of an indicator of poverty, this way the upper classes shortened the clothing to the height of the middle of the thigh and skirts were finally eliminated to take advantage of the solar rays; However, these bodysuits were a nightmare to the extent that they were made of wool and when wet they could weigh up to three kilos. |
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After twenty years, during the golden age of Hollywood, the bikini was born (despite some mosaics dating from Roman Antiquity that show women wearing these pieces) at the hands of Louis Réard, at first it was considered a scandal so it is not surprising that they were not extrapolarized until the arrival of the sixties with the help of the feminist movement, in addition, during this decade the swimsuit was reinvented giving rise to the trikini which would be taken out of its oblivion by the hand of high firms such as Saint Laurent or Versace in the 2000s.
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This uprising that was already under way, evolved over time, adding in the 70s the influence of acclaimed actresses such as Brigitte Bardot or Ursula Andress, together with the emergence of the thong by Carlo Ficcardi in 1974; between the 80s and 90s, high-waisted swimsuits took over as protagonists as a consequence of the popular series “Baywatch” with Pamela Anderson and Carmen Electra; From the 21st century on, the sporty trend in summer lines was presented, providing greater comfort and lightness to the body to enjoy swimming and the burkini with Ahena Zanetti as its mother for greater enjoyment of Muslim women.
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Through this chronological axis we can clearly see an example of the struggle to win over women's rights, so the next time we see a swimsuit, bikini or any variant of these we will be contemplating not only a garment but the courage of our own ancestors by repeatedly confronting the rigidity and intolerance of misogyny.
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Á bientôt.
Le Chaos.
Muchas gracias Le Chaos por esta interesante exposición de la historia del bikini, a día de hoy no somos conscientes de que, realmente ha sido un logro conseguido a lo largo de los tiempos gracias a valientes mujeres que nos permite actualmente, lucir las prendas de baño que cada una elijamos con plena libertad 🌹
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